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Comunicación no violenta

La comunicación como tal es una capacidad que desarrollamos todos los humanos, sea verbal o no verbal, donde establecemos relaciones con los otros e intercambiamos información, intereses, necesidades, emociones, etc.

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Ya que la comunicación se puede entrenar para mejorarla y crear por medio de ella vínculos saludables y estables, surge la importancia de tener presente la comunicación no violenta, que es un estilo de comunicación donde sobresale la conexión de nosotros con las demás personas por medio de la atención que ponemos en lo que observamos, sentimos y necesitamos, y no en la crítica o acciones de ataque contra el otro. Por otro lado, se puede explicar que es una herramienta de gran utilidad para alimentar las relaciones sanas con asertividad, empatía y valores personales, donde se podrá pedir ayuda o velar por los derechos de forma efectiva con respeto y tolerancia.

Parte de los componentes de la comunicación no violenta es tener empatía hacia las demás personas, es decir conectar con las realidades, necesidades y deseos de los otros. Para intentar trabajar en ello, es importante tomar en cuenta que la escucha atenta y consciente es vital, así como también el identificar los sentimientos que nos expresan, evitando los juicios de valor, las críticas o las interrupciones irrespetuosas cuando otra persona se acerca a nosotros y nos muestra sus situaciones.

Tengamos presente que implementar la comunicación no violenta no significa renunciar a las opiniones personales, sino que ayuda a defender un criterio con bases, con comprensión pero sin acudir a la imposición, a la violencia o a las deducciones que creamos por prejuicios en nuestras cabezas.

Podemos ir trabajando en este tipo de comunicación practicando todos los días un poquito e irlo implementando en nuestras relaciones hasta que sean parte de nuestros patrones de comportamiento. Veamos algunas estrategias o pasos que nos pueden ser útiles.

Observar las conductas o los hechos, es decir aprender a observar lo que vemos y escuchamos sin evaluarlo ni juzgarlo, tanto a nivel verbal como no verbal, ya que en ocasiones olvidamos que los gestos, “muecas”, tonos despreciativos, y otros son conductas que expresan criterios de interpretación personal donde estamos de previo sacando conclusiones sin observar.

Otra estrategia es la expresión de sentimientos, donde identifiquemos y expresemos los sentimientos de manera precisa, sin implementar palabras acusadoras hacia los otros y sí mismos. Esta habilidad se aprende y se desarrolla con el tiempo y las experiencias vividas, es posible lograrlo, requerimos muchas veces ampliar nuestro vocabulario emocional para darle el nombre a lo que sentimos.

También tenemos el punto de expresión de necesidades, que tiene relación con expresar lo que necesitamos con firmeza, pero inteligentemente, respetando los derechos de las demás y a la vez respetando los personales, asumiendo lo que nos corresponde sin acusar a otros por no tener cubierta esa necesidad particular.

Otro paso importante es aprender a formular peticiones, expresar lo que nos gustaría pedir para enriquecer nuestra vida con honestidad, sin exigencias, utilizando un lenguaje positivo con claridad y empatía.

Son muchas las ideas que podemos mencionar con respecto a la comunicación no violenta, intentemos ir poco a poco aplicándola en nuestros espacios con la familia, la pareja, el trabajo o centro de estudio, y los conflictos serán más llevaderos y simples implementando la empatía, la conciencia y la asertividad.

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Licda. Carolina Blanco Vargas

Psicóloga. Para consultas: 8846-7110

Carolina-bv@hotmail.com