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¿Y qué te hiciste, Amigazo?

Aunque ya, a sus 77 años de edad, se le ve poco por Coronado, sigue siendo uno de los referentes del pasado reciente de nuestro cantón.

Amigazo, amigazo, a todos les decía amigazo y se las pasaba por los alrededores de la terminal de buses en Coronado, donde él decía que trabajaba. Como otros personajes que también fueron desapareciendo, Amigazo permanece en el recuerdo de muchos coronadeños que lo vieron por San Isidro, y por donde a veces aparece de nuevo, cuando alguien lo trae.

Su nombre es Mario Alberto Amador Picado, más conocido como Amigazo, y vive actualmente en la Mora, Ipís, al cuidado de sus primas, principalmente de Ángela Amador Rojas, desde que en el 2006 falleciera su madre y quedara al cuidado de sus tíos.

“Después de que murieron nuestros padres, tíos de Marito, mis hermanas menores y yo nos hicimos cargo de cuidarlo; nos turnamos y tenemos horarios de cuido y todo eso”, nos dice Ángela, quien explicó que  Mario Alberto está diagnosticado clínicamente como esquizofrénico, pero que poco antes de la pandemia lo vio el psiquiatra de la Clínica de Coronado, le hizo una valoración muy profunda y dijo que él no era psiquiátrico o esquizofrénico, sino Asperger (un tipo de autismo pero un poco más leve) y hasta dijo que era muy inteligente.

“Nosotras nos creamos a la par de Marito viéndolo como hermano, con sus características especiales, pero para nosotros era normal, yo lo llevada a Coronado a hacer las compras al Palí, íbamos a la Pops, nos comprábamos un cono y nos lo comíamos en el parque, y todo el mundo tenía que ver con él, y aún hasta la fecha uno oye de todas partes el “Amigazo”, otros dicen que pensaban que ya él había muerto”.

Marito, que poco a poco se acerca a sus ocho décadas de existencia, hoy camina lerdo, descansa, el fumar durante toda su vida pareciera que ya le está pasando la factura aparte del degaste en la rodilla, pero aun así dicen que todavía se mantiene muy activo y algo fogoso. “Antes de la pandemia todavía se daba sus escapaditas a Coronado, pero en una ocasión una gente que nos conocía nos llamaron para decirnos que él estaba por la Trinidad de Moravia, para que lo fuéramos a traer. Fue cuando empezamos a ver que él se estaba desubicando, porque no era de irse fuera de Coronado y entonces decía que iba para San José”.

Una de las características de Amigazo, es que pese que era una persona accesible, en ocasiones tenía “sus arranques”; doña Ángela dice que era y es “lunático”, porque afirma que “le afectan mucho los cambios de luna y en ocasiones se altera y entra en crisis y se pone un poco malcriado, pero cuando él está pasivo es una persona que conversa bien con la gente”.

Marito en su casa vive tranquilo con su radio y televisión, aunque dicen que la mayor parte del tiempo está en el corredor; sus primas se encargan de todas sus necesidades, pero a veces cuando puede, viene a Coronado y otra vez por nuestras calles se activa el “Amigazo”, reconocimiento para este personaje, de los pocos que aún quedan en el recuerdo, cada vez más lejano, de los coronadeños que sobrevivimos al cambio de siglo.

Mario Amador “Amigazo” a sus 77 años tiene una vida tranquila y en ocasiones lo llevan a pasear a la zona Alta, para que se distraiga un poco.

Amigazo solía estar siempre en los alrededores de la terminal de buses de Coronado. Ahora de vez en cuando lo traen a darse una vuelta por San Isidro.

Aquí posando con dos hermanas de la caridad, y él siempre con sus llaves, anillos, llaveros, etc.

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