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La calle de Monserrat

Un recurso de amparo, que ganó la Asociación de Desarrollo Específico Pro Mejoras de la Comunidad de Monserrat, obliga a la Municipalidad de Coronado a dejar ese trayecto viable para peatones y vehículos, en un término de seis meses. 


Unos vecinos claramente nos han dicho que quieren el trayecto asfaltado de punta a punta, otros que quieren una vía transitable en la que pueda ingresar la Cruz Roja y un carro de bomberos al menos.

La pregunta es si la Municipalidad puede ser capaz de hacer en seis meses, lo que no se ha hecho por esta zona en tres décadas, o sea, hacerla viable de punta a punta. La respuesta podría ser que no puede hacerlo, pero la respuesta también es que no puede dejar de intentar hacerlo, por lo que esta circunstancia en mi entender puede ser el principio de algo bueno y favorable para la comunidad de Monserrat, para quienes son de ahí, para quienes han llegado a vivir ahí, para quienes tienen terrenos pero no viven ahí y para los dueños de emprendimientos turísticos en esa zona.

Con el amparo han logrado que la atención se centre en esta comunidad y sus necesidades, y sí o sí la Municipalidad está obligada a ponerle atención, y si bien, nadie está obligado a lo imposible, al menos y con un poco de diálogo se le puede entrar a este problema con una intervención desde lo más grave a lo menos grave, mientras se continúa con el proyecto del asfaltado.

De otra forma, esto va a terminar en un pleito de vecinos obligando al alcalde a actuar y cumplir con el fallo, y este tratando de demostrarle a la Sala por qué es imposible hacerlo, en los términos y plazo que se lo piden.

Una calle en que se pueda entrar y salir decentemente pero sobre todo sin riesgo, porque este trayecto presenta partes muy peligrosas, es lo mínimo que desean los habitantes de Monserrat y sería lo mínimo que les pueda dar la Municipalidad, en el lapso de seis meses, para seguir con el asfaltado, reconociendo que el cantón tiene muchas, muchas necesidades pendientes que también esperan por ser atendidas.

Hace 20 años, en abril del 2003, le hice un reportaje al “Patriarca del Edén”, José Antonio Castillo Pérez “Toñito”, que en paz descanse y que a sus 66 años caminaba desde Monserrat hasta Cascajal para tomar el bus, y que una noche que vino a hablar por su comunidad a la sesión del Concejo Municipal, caminó desde San Rafael hasta Monserrat tan solo con un foco como compañero.

Este hombre, legítimo hijo de Monserrat, que llegó a esta zona a sus 9 años de edad, tenía propiedad para hablar por su comunidad y ya entonces luchaba por sus dos principales motivos: mejorar el camino de acceso y terminar la ermita.

Él nos decía entonces: “Sería ideal si alguna vez, arreglada la carretera, contáramos con transporte público por lo menos dos veces a la semana, con lo que la gente (la gente de a pie) podría programarse en cuanto a sus salidas”.

Sinceramente creo que son las personas que aman esta zona, como la amaba Toñito, las que hoy deben levantar la voz y tomar la batuta de lo que quieren y de lo que no quieren para esta comunidad, y luchar por ello.

Termino con Toñito y lo último que me dijo en vida: “La vida acá transcurre tranquila. Uno sabe que el progreso tiene que llegar y ojalá que cuando eso se dé, nos beneficie a todos y mantenga la belleza de este lugar intacta”.