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Feo pero real: Crece indigencia en Coronado

La creciente población de personas en situación de calle, en Coronado, no es para taparnos los ojos o ignorarla, porque requiere una respuesta de todos.

La situación de la indigencia, que ahora se conoce con el nombre de personas en situación de calle, es abordada en nuestro cantón mediante dos vertientes: quienes ayudan a estas personas dándoles de comer, vestir y servicios básicos por caridad, solidaridad humana y misericordia, y quienes buscan soluciones integrales tratando de que ellos, más allá de lo que reciben, se comprometan a buscar una salida a su problema.

La indigencia es una situación ligada a la pobreza, a las adicciones a las drogas (marihuana, cocaína, alcohol), al abandono, a problemas mentales o familiares, en realidad es mucho lo que puede provocar que una persona termine utilizando la calle como su único hogar.

En Coronado, la iglesia Católica y las Hermanas de la Caridad y algunos grupos evangélicos están dando ayuda directa a estas personas, mientras que otro bloque como la Municipalidad, la Policía, la Clínica (CCSS) se están reuniendo buscando soluciones integrales mediante la coordinación institucional. Entre estos dos bandos en ocasiones se lanzan acusaciones de fomentar la indigencia dando sin exigir nada, mientras la otra parte señalan la falta de misericordia hacia estas personas por parte de gente que está acomodada, vive bien y eso los hace incluso ignorar el tema. Luis Martínez, encargado de la Pastoral Social de la iglesia Católica, considera aventurado hablar de la solución de un problema que tiene miles de años. Nos recuerda como en la Biblia se habla de mendigos pidiendo en las puertas del templo; de como Jesús dijo “los pobres siempre los tendrás”, por lo que dice que no es permitido que un cristiano cambie de acera, cuando se encuentra con una de estas personas que según el evangelio son “el verdadero examen para aplicar como cristiano”.

Martínez afirma que “asistimos a los habitantes de calle desde hace ocho años; las hermanas de Calcuta tienen más de estar trabajando con ellos; lunes y viernes les damos de comer y además vienen adultos mayores, familias, niños que también tienen hambre”.

Considera que más allá de los cuestionamientos y de qué hacen ellos después de que reciben la ayuda, está la necesidad inmediata, el hambre, el frío, el aseo personal: “la iglesia lo que trata es regresarle a esta gente la dignidad y sí, a cambio de nada, no hay condiciones, ellos tienen sus vidas, nosotros los acompañamos”.

Martínez está de acuerdo en que se podrá hacer más por ellos, “cuando todas las instituciones, en vez de criticar, saquen planes para ejecutar y atacar verdaderamente la situación”.

El Sicai

En el 2018, la Asociación Misionera Club de Paz, que dirige Juan José Vargas y que tiene varias décadas de atender indigentes, publicó un documento titulado Sistema Integral de Control y Ayuda al Indigente (Sicai).

Este documento describe el enfoque de dicha asociación para abordar la problemática de la indigencia. Ellos concluyen en que el asistencialismo perpetúa la pobreza y proponen un cambio radical en la atención a los indigentes mediante el Sicai. ​ Este sistema busca controlar las ayudas, fomentar la responsabilidad y ofrecer formación integral para lograr la recuperación y reinserción social de estas personas.

Entre otras cosas, consideran como uno de los principales problemas “la falta ​de control en las ayudas, abuso de recursos y dependencia de los indigentes hacia el asistencialismo”. ​

El Sicai ofrece servicios como baño, alimentación, atención médica y dormitorio, pero prioriza la formación y el compromiso de los indigentes para salir de las calles. ​ Habla de una red de apoyo que implica la colaboración entre varias organizaciones, para compartir información y evitar duplicar las ayudas, y propone como meta final la reinserción social mediante empleo o microempresas, promoviendo la independencia y dignidad. ​

La asociación busca transformar vidas mediante un enfoque integral basado en responsabilidad, formación y amor, alejándose del asistencialismo y promoviendo la abstinencia y el cambio personal. ​

El objetivo es que estas personas tomen conciencia de su situación, se comprometan con su recuperación y se reintegren a la sociedad como personas transformadas. ​

Vargas afirma al inicio del documento: “Después de 35 años de atender a indigentes, me di cuenta de que lo que estaba haciendo no estaba llegando a la raíz del problema y que el asistencialismo y paternalismo los mantenía en su miseria espiritual y pobreza mental, sin poder abandonar esa injusta vida de indigentes.

“Solo ejerciendo controles de la ayuda que se brinda, formación diaria y la fuerza de voluntad, los hará ser hombres y mujeres nuevos”.

Un recuperado

Eduardo Gamboa es un hombre que hoy puede decir que logró escapar del infierno de la droga y de ser un indigente, puesto que lo fue durante 17 años, por las diferentes calles de San José, hasta que dice que gracias a Dios topó con las personas que le mostraron  el camino de salida de este mal.

Gamboa sostiene que se debe tener cuidado en la forma que se ayuda, porque muchas veces “solo darle de comer a un indigente es mantenerlo en la calle; ya que si me dan comida, ropa, baño lo que consigo en plata lo gasto en consumir droga”.

Para Eduardo, que hoy en día dirige una casa media (lugar de recuperación para las personas que ya han sido internados y quieren salirse de las drogas y reintegrarse a la sociedad), la forma de ayudar a un adicto es ofrecerle un lugar donde recuperarse y las herramientas para salir de la calle.

“A mí donde realmente me supieron ayudar fue en la Municipalidad de San José, porque le daban a uno baño, ropa, dormida y comida a cambio de no llegar drogado, recibir terapias, y después me impulsaron a buscar algo definitivo, y lo encontré aquí en el Hogar Salvando al Alcohólico de Coronado”.

Gamboa dijo que le gustaría le participaran de las reuniones que se hacen en el cantón sobre este tema, para que conozcan de primera mano lo que es estar de un lado y del otro, y hablar de opciones como la creación de espacios para la reducción de daño en el habitante de calle; “eso se trata de que tengan las municipalidades un local donde se les asista en todos los aspectos y se puedan mantener la mayor parte del día dentro del lugar, un modelo muy bueno porque puede servir de trampolín para una recuperación verdadera”.

Municipalidad

Consultamos sobre este tema en la Municipalidad de Coronado, donde Raquel González Bravo, trabajadora social de este ente, que tiene dos años en el puesto, nos habló de un programa cuya base es la reducción de daños y que, afirma, es lo que hay por el momento.

Entre las estrategias de este programa está una comisión que atiende a las personas en situación de calle e involucra a las diferentes instituciones que están en el cantón, Municipalidad, IMAS (filial de Goicoechea), la CCSS, IAFA, actores sociales, líderes comunales y grupos religiosos, entre otros.

Esta comisión organiza cuatro convivios al año en la cancha de San Isidro (conocida como el Hueco), donde además de comida estas personas tienen la oportunidad de ducharse, asearse, realizarse exámenes de laboratorio, recibir servicio farmacéutico, odontología, se les brinda la condición de aseguramiento, y con el IAFA se gestionan las atenciones.

La funcionaria aclaró que “no somos caridad, sino existe una base científica bajo el método de reducción de daños; sin embargo, hay un proceso asistencialista, porque ellos aprovechan lo que se les brinda y es una forma de atraerlos y poderlos abordar, porque los profesionales que participan tienen el deseo de verificar si alguna de esas personas tiene el deseo de salir de la calle y hacer un cambio en sus vidas. En los convivios trasladamos a IAFA en promedio tres o cuatro personas para atención o tratamiento residencial. Algunas se van por un tiempo, otras duran muy poco”.   

Según González, sobre este tema hay que tener claros ciertos mitos que existen, por ejemplo, es un mito pensar que todas las personas en situación de calle están ahí por gusto, todos tienen una historia de vida; otro mito es pensar que todas las personas en situación de calle consumen alcohol o drogas y que no tienen trabajo, porque no todas tienen consumo y algunas sí tienen trabajo, pero tienen otras condiciones que no les han permitido tener un hogar estable.

González afirma que el programa les permite brindar espacios en los cuales la persona pueda encontrarse lejos de los hábitos de consumo, en un estado de mayor bienestar. Todas las personas participan por voluntad, pero tienen claro que no pueden llegar con sustancias, armas, o alterados, para evitar problemas.

Sobre la regularidad con que se hacen estos convivios, la funcionaria afirmó que son cuatro por año, debido a que no se cuenta con un presupuesto asignado específicamente a la atención de personas en condición de calle, por lo cual deben generar donaciones. Para este año, los convivios se programaron, el primero el 18 de marzo, el segundo el 17 de junio, el tercero el 16 de setiembre y el último el 16 de diciembre.

Consultada la funcionaria si el dinero para estos convivios, y en general para trabajar el tema del habitante de calle, debería estar presupuestado en la Municipalidad, respondió que hay una política nacional que se generó hace varios años y que direcciona a las municipalidades a atender esta problemática.

“Actualmente, en el plan de gobierno de Yamilet Quesada (alcaldesa de Coronado) está contemplada la atención de estas personas, porque ella dice tener claras las afectaciones que provoca esta situación. Incluso ya ha hecho diferentes enlaces para crear un centro en el cual se logre la atención de esta población, incluso hay por ahí una propuesta de un terreno. Eso va a llevar su tiempo y requiere de un trabajo muy articulado, por lo que Yamilet está desarrollando alianzas con otros gobiernos locales buscando una solución que podría ser crear esa residencia para justamente poder brindar una respuesta a esta problemática”.

González afirmó que en el último convivio se atendieron 48 personas, siete ya tienen su expediente y han sido trabajadas por la comisión, los otros son nuevos, vienen de otras partes y “ellos mismos nos han comentado que vienen hasta Coronado, porque saben que acá hay comida y es más tranquilo.

“Cuando trabajamos con personas en situación de calle y con cualquier persona se debe tener claro que tienen principio de autonomía, no se les puede obligar a nada; solamente aquellas personas que expresan el deseo libre y consciente a recibir tratamiento residencial son las que se logran trasladar al IAFA, entendiendo que ahí deben realizar un proceso, porque ellos también tienen sus listas de espera”. 

La funcionaria concluyó afirmando que hay una resistencia muy grande para lo que es la sensibilización con respecto al tema, porque existe un descontento un poco generalizado, y se requiere un trabajo muy articulado para brindar la atención.

Lo cierto, lo real, es que la situación de los ciudadanos de calle no es algo que simplemente se puede desaparecer de la noche a la mañana y requiere una respuesta responsable e integral de los diferentes sectores sociales para que, por caridad o por método y programas, se pueda rescatar la mayor parte posible de esta gente, a sabiendas que muy posiblemente, con algunos, nunca se podrá, por estar ligado este tema con la pobreza, las drogas, el abandono y otros más cánceres de nuestra sociedad.

El dato

Perfil del habitante de calle de Coronado: Actualmente hay contabilizados 48. La mayoría son población adulta, 92% hombres, están entre edades de los 29 a los 59 años, solteros, tienen más de un año de estar en Coronado, pero también están en otros distritos como Dulce Nombre, la mayoría consume alcohol que es la sustancia más concurrente; luego el crack. La mayoría ya están asegurados, muchos se bañan en ríos, o donde familiares, algunos tienen un cuarto alquilado.

Muchas personas también llegan por pobreza, sin ser la suya, situación de calle.

 Fuente: Raquel González, Trabajadora Social de la Municipalidad de Coronado. 

Cualquier rincón es bueno para estas personas que solo tienen lo que llevan puesto.

En los convivios que organiza la comisión interinstitucional para la atención de estas personas, además de higiene y comida, reciben atención médica y otros servicios. Se busca crear un albergue donde atender a todas estas personas.

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