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Sentimientos

Nos aprestamos a vivir una Navidad como no lo habíamos hecho desde hace tres años, en la Navidad del 2019. Una Navidad sin restricciones, ni saludos a la distancia, “abrazos” de puño cerrado o besos al viento, sino que por fin seremos nosotros, como somos nosotros, en Navidad. 

Más que extrañar los cuidados físicos, enfocados en la salud y la higiene, que tuvo que ser un aprendizaje para todos de algo que debía ser pero muchos habíamos descuidado, lo que debemos aprovechar de este retorno a la normalidad es apreciar en todo lo que vale, lo que habíamos perdido con la pandemia y que ahora recuperamos.

No hay mucho que extrañar de la Navidad material que habíamos perdido: consumismo, regalos, cenas, vino, alcohol, bailes, fiesta, etc. Sí había mucho que extrañar de lo sentimental: el que no podíamos visitarnos, abrazarnos, besarnos, darnos la mano, no podíamos ir adonde nuestros seres cercanos y decirles a la cara, sin distancias ni mascarillas, que los queríamos, que nos hacían falta, todo era de lejitos y hubo cosas peores como saber enfermo de gravedad a un ser querido y no poder ir a verlo, a despedirse, a decirle todo lo que estaba pendiente por decir; a muchos les pasó eso, no hubo tiempo: de una cama a un hospital, de un hospital a un cementerio, todo en solitario, sin ver ni ser visto.

Si algo debimos aprender de esa amarga pandemia es que nada de lo material puede sustituir lo sentimental; a muchos que les sobraba la plata no les alcanzó para alargar la vida, cuando no había vacuna. Para muchos de otros países en que las muertes se contaron por cientos de miles, ni siquiera tuvieron tiempo para ver a quienes en minutos se desaparecieron para siempre de sus vidas, y que tal vez ni siquiera pudieron ubicar entre la fila de ataúdes sin nombre que terminaron en una tumba colectiva.

Es difícil imaginar lo que muchos sufrieron con esta pandemia, pero por dicha ahora es tiempo de levantar la cabeza y mirar hacia el horizonte y decirnos a lo interno que vale la pena aprovechar el presente amando y haciendo el bien, en vez de preocuparnos por una Navidad material de árboles de ciprés, regalos, comidas, cuando nuestro corazón está vacío de sentimientos.

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